Un Tour de la Sicilia del este en 7 días. Organizar un viaje a Sicilia no siempre es tarea fácil, primero por la grandeza de esta isla y segundo por la densidad de cosas por ver y hacer. Sicilia es un continente, como dicen los lugareños, y no siempre es fácil decidir la ruta sobretodo si no se dispone de por lo menos 15 o 20 días.
Si se viaja a Sicilia para una semana una de las mejores opciones es enfocarse en n zona de la isla y disfrutarla a fondo, esto es lo que han hecho José Manuel y su familia que a la vuelta nos envian estas fotos y estas palabras de su experiencia en un ruta por Sicilia organizado por nosotros:
Ruta del viaje: Catania – Siracusa – Scicli. Aeropuerto de ida y vuelta: Catania.
Hola Equipo de Trinakria Tours,
Ante todo os quiero felicitar y agradecer el viaje que nos preparasteis. Ha sido encantador. Solo unos sicilianos conocedores y amantes de su tierra hubieran podido hacernos unas sugerencias como esas y buscarnos esos sitios. No hemos tenido ningún problema, la gente encantadora y hospitalaria y el personal de los distintos alojamientos muy atento.
Íbamos un poco temerosos por lo de conducir allí, nos habían dicho que era peligroso, pero en seguida nos acostumbramos. A pesar de lo que dicen, conducir en Sicilia es un desorden pero bastante asumido por todo el mundo, por tanto, no se producen accidentes como la gente pueda pensar. El coche que nos dieron en la agencia estaba muy bien y Giulia, la chica de Maggiore Rent que nos atendió fue súper amable. Una fantástica primera impresión.
Del alojamiento de Catania que elegisteis (Palazzo Bruca), nos encantaron su excelente ubicación tan céntrica, la suite que nos reservaron y la amabilidad de Antonella, la chica de recepción. Y algo que no nos habíais mencionado: ¡pudimos aparcar en el patio interior! Todo un lujo. A pesar de no estar mucho tiempo, Catania nos pareció una ciudad llena de vida y paseando por sus calles puede apreciarse que está cargada de arte y de historia, aunque también un poco sucia. Es evidente que bastantes palacios y monumentos no están en su mejor estado, pero se entiende que mantenerlos resulta costosísimo. Y en Sicilia, como en toda Italia, no hay dinero para poder conservar tanto patrimonio artístico.
Al majestuoso Etna no subimos. El calor era sofocante y no quisimos pasar un mal rato. Con su solemne e imponente vista nos conformamos y conocimos sus alrededores visitando varios pueblos: un café en Adrano, un vino en Randazzo, el almuerzo en la Dispensa del Etna en Castiglione, y otro café de la tarde en el Bar Vitelli de Savoca (pagamos el clavazo por turista que se cree Al Pacino, jejeje) y nos quedamos con las ganas de dar el paseíto aconsejado por Taormina, fue imposible bajarnos del coche, demasiado turismo. Las calles estaban abarrotadas. Está claro que es un sitio pintoresco y con muchos atractivos pero no quisimos cargarlo con tres turistas más. De todas formas, de Catania y sus alrededores quedamos muy contentos.
En Ortigia, Siracusa, nos encontramos en un lugar también turístico pero más agradable, muy diferente a Catania. El enclave del hotel Gutkowski es ideal, frente al mar. Un lugar lleno de encanto, con exquisitos detalles decorativos y cuenta con un personal amabilísimo (como en todo el viaje). Su terraza es una delicia por las noches y los desayunos fantásticos. Pasear por las callejuelas y plaza del Duomo de Ortigia resultó un placer. También nos parecieron interesantísimos el Parque Arqueológico de Neapolis y las Catacumbas de San Juan.
De camino a Scicli entramos en Noto, y pudimos apreciar un conjunto barroco impresionante. No puede explicarse uno tanta concentración de iglesias y palacios monumentales en un pueblo relativamente pequeño. Y el pueblo de Scicli fue la guinda de nuestro viaje en la Sicilia oriental. Rodeado de montes, también con sus iglesias y palacios barrocos y su Ayuntamiento/Comisaria de la Vigata del comisario Montalbano. Subir a la Iglesia de San Mateo (despacito) y ver desde arriba Scicli al atardecer con las primeras luces encendidas es una estampa que compensa la subida. Pero sobre todo, lo que más nos gustó de Scicli fue la paz, la alegría y hospitalidad que transmite su gente. No nos sentimos extraños en ningún momento, y mirábamos a los otros turistas como si ellos fueran guiris y nosotros fuéramos sicilianos. Gran parte se debió al Albergo Diffuso que nos ubicó en el Giardino dei limoni dolci, en via S. Bartolomeo, con su fantástica iglesia. Un barrio acogedor donde se encuentra Cannolia, il cannolo caldo n. 1 in Sicilia. (no es una exageración) y una pizzeria popular que cada noche se llenaba de numerosas familias y amigos del lugar. O junto a la iglesia un rincón donde sirven una amplia gama de spritz a muy buen precio. Nos sentimos como en casa.
Tomar una cerveza en Millenium, (donde Eva, la chica del alojamiento nos trató de maravilla e incluso nos solucionó un pequeño problema con un colchón) o en el paseo del río en O spicu. Muy recomendable la cena en la vinería Ummara (Via Aleardi). La cena de nuestra despedida en Baqqalà fue memorable.
Y desde allí las visitas obligatorias a Módica y a Ragusa Ibla, espectaculares y rebosantes de arte barroco. Recomendable la Trattoria La Bettola (Ibla). Y, cómo no, unos baños en las cercanas playas de la Mannara, Donnalucata o, algo más alejada, en la playa virgen de Randello, junto al Parque Protegido.
En fin, como podéis ver, venimos encantados de esta maravillos tierra que es Sicilia, a la que sentimos muy cercana a nuestra Andalucía, tan solo diferentes por el color predominante, aquí blanco allí beige/crema/ocre. Por los demás, hay una gran sintonía, su luz, su alegría pese a no estar pasando una época de esplendor, su gastronomía, sus vinos, sus paisajes, sus chumberas cuajadas de higos, sus mercados, las muchas invasiones sufridas a lo largo de su historia que van conformando ese carácter enriquecido por tantas culturas… No sé si volveremos, pero un trocito de Sicilia (Trinakria) siempre estará con nosotros.